El propósito del arte es lavar el polvo de la vida cotidiana de nuestras almas.
Pablo Picasso
Europa en la Belle Époque. Entre la cultura bohemia, cabarets y galerías nace en Valladolid, España, en 1891, Eduardo García Benito, quien se convertiría en uno de los pintores más reconocidos por su contribución en revistas como Vogue y Vanity Fair, y sería reconocido como el artista español más representativo del art-deco.
Su larga travesía en el arte comenzó con el pintor Abraham Mignon en la Escuela de Bellas Artes de Valladolid, posteriormente en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y, en 1912, a la corta edad de 19 años, Benito, nombre con el que años después cobraría fama, consiguió una beca por el Ayuntamiento de Valladolid en París para estudiar en el Ecolé des Beaux Arts, lugar en donde se codearía con los grandes de su época como Modigliani, Picasso, Juan Gris, Gargallo y José Dunyach.

Aquél París en los años veinte, que parecía un oasis para los artistas y escritores, el lugar ideal para llenarse de inspiración y escribir textos maravillosos como lo hizo Hemingway, el mismo en el que Picasso pintaba insaciablemente sus cuadros, en el que los escaparates de las tiendas eran el mejor lugar para apreciar exclusivos diseños y la moda comenzaba a resonar cada vez más fuerte en esas calles bajo una luna tan resplandeciente, fue en el que Benito poco a poco comenzó a resonar entre la esfera más alta de artistas gracias a su inigualable talento con el pincel.
Las tendencias en las cuales buscó su inspiración hasta encontrar un estilo propio fueron muy diversas, desde el fauvismo (cuyo principal objetivo era resaltar la importancia del color en cada obra), cubismo (caracterizado por la innovación de formas geométricas en las composiciones artísticas) y futurismo (centrado en la plástica del dinamismo y movimiento), sin olvidar el expresionismo (el cual tomaba como eje central la intensidad en la expresión de sentimientos), hasta llegar por fin al art-deco, estilo del cual hasta nuestros días sigue siendo el máximo exponente. Por lo anterior, cabe recordar que Jean Cocteau dijo que el arte de Benito respondía a un “cubo-futurismo-expresivo”.
Los personajes que más influyeron en este pintor fueron Pablo Picasso, con el uso de figuras geométricas en sus obras características del cubismo, Amadeo Modigliani a través del retrato de esbeltas mujeres, con quien logró establecer una estrecha amistad mientras vivió en París; y por último las esculturas de Bracusi.

Pero, ¿qué es el art-deco? Fue un estilo artístico que se desarrolló cuando el mundo atravesaba uno de sus momentos más complicados: la transición entre ambas guerras. Comenzó en París y cruzó el Atlántico para llegar a Hollywood y fue llamado “el estilo de las estrellas”, y logró que todas las artes (decorativas, gráficas, arquitectura, joyería, escultura, pintura, cine) confluyeran en un punto común. Tomó pequeñas influencias de los movimientos que lo antecedieron, y se caracteriza por un discurso que habla del progreso, la elegancia, la exageración; y se caracteriza mayormente por formas geométricas simples en contraste con rica ornamentación y decoración.
En 1918 Eduardo García Benito comienza a realizar exposiciones de su obra en recintos parisinos como la Société Nationale des Beaux Arts y el Salon d’Automne. Un año después durante otra de sus exposiciones en la Galería Sauvage tuvo un golpe de suerte que cambiaría para siempre su destino, conoce al diseñador Paul Poiret, quien lo pone en contacto con el Condé Nast[1], gracias a lo cual tiempo después colaboró en Vogue y Vanity Fair realizando ilustraciones de moda. Además, en 1920 el retrato que pintó del Rey de España Alfonso XIII formó parte de la Exposición Internacional de Amberes.

Continuando con sus éxitos, en 1921 fue nombrado miembro del Salón de París de la Société Nationale des Beaux Arts, figurando en repetidas ocasiones como jurado de admisión. Ese mismo año pintó varios retratos: Monsieur et Madame Paul Poiret, del poeta Maurice Rostand y de la princesa Nyota Inyoka.
Dos años después, en 1923, comienza a trasladarse entre París y Nueva York, en este último lugar realizó numerosos trabajos para la actriz Gloria Swanson y comienza su camino en el ámbito de la moda en el Condé Nast.
Los principales elementos que caracterizan su obra son el marcado uso de figuras geométricas y la representación de la figura femenina estilizada. Como ilustrador, realizó las portadas de importantes revistas de moda como La Gazette du Bon Ton, Le Gout du Jour, L´Homme Elegante, Vanity Fair, Vogue; fue tanto el reconocimiento que ganó con su trabajo que llegó a ser nombrado ilustrador en jefe en Vogue y Vanity Fair.

En su paso por Nueva York expuso en distintas galerías de arte como la Galería Wildenstein en 1924 y en 1933. En 1935 recibió la Medalla de Honor del Art Directors Club en Nueva York, y en 1974 el Congreso de Estados Unidos felicitó a García Benito por la labor cultural que realizó en dicho país, por lo cual la Diputación, Ayuntamiento, Universidad, Ateneo y Academia de Bellas Artes de Valladolid realizaron un gran homenaje en su honor.
Sin embargo, después de la II Guerra Mundial los fotógrafos comienzan a desplazar a los artistas gráficos y es cuando Benito decide terminar su paso de 20 años por Vogue y por París.
Retorna a Valladolid en 1962, cuando fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, y en ese momento llegó a su mente un proyecto que, tiempo después, sería conocido como su “sueño frustrado”: convertir la antigua iglesia de la Pasión en un museo con su nombre, con el propósito de que este lugar albergara gran parte de su obra artística. Lo invadía la idea de dejar en su tierra natal un legado y una huella imborrable a través de esta edificación. Todo quedó en un pensamiento perfectamente planificado, él mismo imaginó y plasmó en papel la ubicación de cada uno de los cuadros que quería colocar en el recinto.

Su vida concluye a los noventa años un martes 1 de diciembre de 1981 en la tierra que lo vio nacer.
En mayo de 2011 su obra fue recordada en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión de Valladolid, con una muestra de sus obras más representativas compuesta por sesenta cuadros prestados por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid. El alcalde de la ciudad Javier León de la Riva expresó que el principal propósito de este evento fue redescubrir al exponente español más influyente del siglo XX en el art-deco.
Sin duda alguna, Eduardo García Benito trascendió su época y será recordado durante mucho tiempo por los amantes del arte y la pintura gracias al gran talento que plasmó en sus obras, a las icónicas portadas en revistas de moda tan reconocidas y gracias a sus innumerables logros durante la tan anhelada Belle Époque.
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[1] Casa de algunas de las marcas más icónicas a nivel mundial como Vogue, The New Yorker, Vanity Fair, entre otras.
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